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Por qué también deberías echarte protección solar en invierno
Las personas cometemos el error de pensar que en la época invernal el sol no afecta a nuestra piel, lo que quiere decir que no nos hace falta protegernos de él. Incluso en las estaciones más frías y nubladas, los rayos solares penetran entre las nubes afectando a nuestra piel de la misma manera.
21 Diciembre 2021
|La llegada del verano significa muchas cosas: el calor invade nuestro cuerpo, para algunos se acaban las clases, se abren las piscinas, se saca la manga corta, las sandalias y el bañador... Pero sobre todo, es el momento en el que estamos más expuestos al sol. Es entonces cuando miramos decenas de artículos sobre cómo cuidar nuestra piel al tomar el sol, cómo lucir un bronceado de forma segura, cómo evitar quemarnos el cuero cabelludo...
En fin, todo un catálogo de dudas y preocupaciones que desaparecen siempre en septiembre, y que cuando llega el invierno están bien guardadas en el cajón. Pero quizás haya que abrir el cajón y sacarlas, porque conviene no descuidar nuestra piel de los efectos del sol ni siquiera cuando parece más escondido. Que no incida con la misma fuerza que en las estaciones cálidas no significa que no pueda hacer daño o que no haya que poner un mínimo empeño en protegerse la piel, sobre todo si esta es sensible.
Pero no solo del sol debes proteger la piel en invierno. De hecho, puede que sea hasta lo menos dañino, comparado con otros factores ambientales típicos de esta estación, como la humedad, el viento y las temperaturas bajas, que tienden a agrietar nuestra piel, haciendo que envejezca antes de lo que debería. La crema solar resulta ser un escudo ideal para prevenir este y otros aspectos que tanto aborrecemos del invierno.
La crema solar: un protector que va más allá del sol
Es cierto que tendemos a percibir el sol más débil cuando llega el frío, especialmente porque lo habitual es que la mayor parte de días el cielo esté repleto de nubes listas para descargar una lluvia torrencial. Sin embargo, está demostrado que las nubes solo reducen uno de los perpetradores de los rayos ultravioleta, el denominado UVB y culpable de las famosas quemaduras del sol.
Sin embargo, los rayos UVA permanecen presentes durante todo el año y es obligatorio evitarlos. Penetran en la piel de forma mucho más profunda que los UVB y son los culpables del envejecimiento, arrugas y manchas en la piel, e incluso melanoma, como sucede con la exposición a los rayos UV.
Este es uno de los factores fundamentales para promover el uso anual del protector solar. El otro tiene que ver con los cambios bruscos de temperatura, una amenaza para nuestra piel sin importar que sean temperaturas bajas o altas, ya que es igual de perjudicial. Con esta protección, se reduciría la actuación dañina.
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Por otro lado, hay que tener en cuenta que el sol no es solo la mayor fuente de calor, sino que también es nuestra mayor fuente de luz. La luz, ya no solo la natural, es un elemento con el que nuestro cuerpo tiene que lidiar la mayor parte del día. El abuso de luz artificial y de la luz azul de las pantallas también inciden en nuestra piel, siendo necesaria una capa de protección.
En las estaciones frías, ¿me protejo de la misma forma que en verano?
Como ya se ha mencionado, lo cierto es que en el invierno no nos encontramos tan expuestos a la incidencia climática, en parte es porque llevamos un tipo de ropa que nos cubre más el cuerpo. Pero eso no significa que no se deba prestar más atención a las zonas expuestas, como el cuello, el rostro y las manos. Echarse crema solar en estas partes durante el invierno es más que recomendable.
En cuanto al tipo de protección, la recomendación estándar es una de factor SPF 15 como mínimo. Si la exposición al sol es directa, como por ejemplo les sucede a los runners, se recomienda una de SPF 30. ¡Y cuidado con la nieve! Incluso en montañas a niveles altos, en ambos casos aumenta el riesgo de quemaduras al rebotar la incidencia de los rayos del sol en el blanco de la superficie nevada, por lo que se debe utilizar un factor SPF 50.
En el caso de los días nublados, con claroscuros, tampoco convendría descuidarse si trabajas al aire libre o tienes que permanecer unas cuantas horas diarias exponiéndote a los pocos rayos que aparezcan. Aunque parezcan tenues, son también peligrosos. Un factor 15 podría ser suficiente para evitar problemas.