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Dejar de morderte las uñas es un reto difícil, pero no imposible, con estos trucos
Aunque es un hábito predominante en los niños, en ocasiones, el hábito de morderse las uñas, más conocido como onicofagia, se extiende hasta la edad adulta. Es el momento de dejarlo con estos trucos.
21 Mayo 2019
|La onicofagia es el nómbre científico dado a un hábito compulsivo que sufre una porcentaje muy significativo de la población mundial: morderse las uñas. No impide llevar una vida normal a quien lo hace, pero puede desembocar en ciertos problemas de salud. El sangrado de uñas o de encías que esto produce puede ocasionar infecciones. En casos muy graves se pueden llegar a deformar los dedos, a perder completamente alguna uña y a desgastar gravemente el esmalte dental.
Esta fea costumbre suele aparecer en la etapa infantil, y en muchos casos se elimina conforme se llega a la adolescencia. No obstante, hay personas que la mantienen hasta bien entrada la edad adulta.
Si aún te muerdes las uñas, todavía estás a tiempo de dejar de hacerlo. Una de las primeras cosas en las que se fijan los demás de ti son las manos, y unas uñas mordisqueadas hacen que tu imagen caiga en picado. En primer lugar, porque es un hábito totalmente antihigiénico. Las manos tocan miles de cosas a lo largo del día, y no necesariamente cosas limpias, por lo que morder las uñas es permitir la entrada a nuestro organismo de miles de bacterias que pueden ser nocivas. Psicológicamente, hace pensar a tu alrededor que eres nervioso e inseguro, y a la vez te mina la confianza en ti mismo y puedes llegar a desarrollar un complejo que te haga esconder las manos en reuniones sociales.
Conseguir dejar de morderse las uñas, sobre todo cuanto más años se lleva haciendo, y más automatizada esta la acción de llevarse los dedos a la boca, es una tarea casi tan hercúlea como dejar de fumar. Pero no desesperes, no es imposible. Aquí van unos cuantos trucos para conseguirlo:
1 Intenta averiguar en qué momentos tienes más propensión a morderte las uñas
Muchas personas llevan tanto tiempo machacando sus uñas que no se dan cuenta de cuando lo están haciendo, es un acto reflejo. Por eso conviene que estés atento a en qué momentos te muerdes las uñas, o en su defecto, le pidas a alguien de confianza que te avise si te ve. Conviene evitar ese tipo de situaciones que te llevan a ello o, si no es posible, buscar algún truco que te permita pensar en otra cosa.
2 Hacer que tus uñas tengan un sabor desagradable
Es el truco más viejo, y probablemente el que mejor funciona. En las farmacias venden geles y cremas para echar en las uñas que tienen un sabor realmente repugnante, pero cumplen su función. En el caso de que realmente necesites un tratamiento realmente de choque, es casi más aconsejable un remedio casero: frotarse ajo en las uñas. Dejarás de tocar tus uñas por el sabor, y por no oler a ajo durante mucho tiempo.
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3 Ocupar las manos o los dientes
Mientras estás mascando chicle o comiendo un caramelo no te muerdes las uñas. Pero claro, algunos de estos productos tienen mucho azúcar y tampoco son demasiado recomendables en general, por lo que estaríamos cambiando un problema por otro aún peor. No obstante, para momentos puntuales en que sientas la tentación de morderte las uñas sí que puedes tomar un chicle o un caramelo, a ser posible sin azúcar.
Si ves que estos momentos son demasiados, tener algo entre las manos (habitualmente se aconseja una bola antiestrés, pero tener un bolígrafo también puede cumplir esta función) te hace también mantenerlas ocupadas y la fuerza de la costumbre hacer que no te las muerdas más.
4 Ir por partes
Hay quien lleva tantos años mordiéndose las uñas que no recuerda como eran sus manos cuando tenía un esmalte normal. Por eso, es aconsejable dejar de morderte en un principio un dedo o dos (los pulgares, por ejemplo) para poder ver como quedarían realmente tus uñas si las dejaras crecer. Tener una meta clara y visible es siempre un aliciente moral a la hora de eliminar una adicción o mal hábito.
5 No tener tiempo
Los momentos de espera y de ansiedad son los más habituales entre la población "onicófaga". Evitarlos es sencillo, ocupar el tiempo. La actividad más recomendable para los ratos muertos del día es el deporte; así se matan dos pájaros de un tiro, y se sustituye un hábito insalubre por uno saludable. Además, el deporte permite descansar mejor y reduce el estrés y la ansiedad, también factores que favorecen el morderse las uñas.
En período invernal, una solución tan sencilla como efectiva es ponerse guantes. Una vez has conseguido un tamaño aceptable de tus uñas, es recomendable cuidar tu esmalte y cutículas de la forma más esmerada posible.
En primer lugar, porque después de mucho tiempo de daños, recuperarlas por completo no es una tarea rápida, y en segundo lugar, porque sí te ha llevado un tiempo y un trabajo cuidar tus uñas, o en su defecto una cantidad de dinero, eres más consciente de lo que cuesta tener unas manos bonitas, y la recaída se complica.
Aunque hay casos de suma gravedad, en los que probablemente el trastorno tenga unos orígenes más traumáticos o simplemente la persona es incapaz de conseguir eliminar esta fea costumbre. Para estos casos se recomienda acudir a un profesional psicólogo.