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Recordamos aquel invierno en los que las orejeras estuvieron de moda
En Menzig Style nos gusta rescatar modas del pasado, tanto las que han envejecido bien como de las que nos arrepentimos. Hoy le llega al turno a una de estas últimas. Una que fue mainstream durante un duro invierno: la moda de las orejeras.
17 Enero 2020
|Con el final de la década de los 2010 nos hemos puesto nostálgicos y hemos decidido desempolvar las fotos de Tuenti y visitar lo que quedaba en el fondo de nuestro armario, para recordar qué modas se han llevado durante estos diez años. No son pocas: los pitillos de colores, las camisetas y sudaderas de Obey, las palestinas... Pero hoy vamos a hablar de una que, aunque no tuvo sobre ella tantos focos, también existió durante un invierno: la fiebre por las orejeras.
Lo realmente curioso de las modas se da cuando lo que ha existido siempre, de repente pasa a ser una prenda codiciada. Algo así pasó con las orejeras, que hasta ese momento las habíamos visto más para en las orejas de quien se quería proteger del ruido infernal de un taladro que del frío. Con las orejeras sucedió como con los nuevos personajes o trabajos en 'Los Simpson': surgen durante un capítulo y al siguiente ya se han olvidado. Pero menudo invierno aquel...
Sin intención de hacer un estudio sociológico, en Menzig Style estamos convencidos que tuvo que haber cierta correlación entre entre el renacer de las orejeras y el surgimiento de los pijamas con capucha, pelo y estampados y colores llamativos. Probablemente porque ambos experimentaron un fenómeno similar: no valía cualquier pijama o cualquier orejeras, no. Si las había de un color llamativo, mejor que negras. Si había estampados o dibujos de animales, mejor que lisas. Y, por supuesto, con mucho pelo. Lo cierto es que durante el tiempo duraron estas dos tendencias fuimos bien abrigados, pero no se puede negar que parecíamos parte del reparto de Monstruos S.A.
¿Qué ha sido de ellas?
Por suerte, y aunque las orejeras pasasen de moda, no hemos renunciado a protegernos las orejas del frío, simplemente las hemos sustituido por gorros que nos las tapan. Pura economía de la ropa: mantienes bien calentita toda la cabeza, incluidas las orejas, y te ahorras una prenda. Incluso dos, si quieres rizar el rizo y no aguantas el picor de un gorro: siempre quedarán las capuchas de las sudaderas.
Las orejeras no solo han quedado desfasadas, sino que nadie parece querer acordarse de ellas. Preguntas por ellas a la gente y solo hay silencio, como si formaran parte de un pasado que se trata de olvidar. Sin embargo, todavía hay una resistencia organizada que se niega a aceptar la situación. Quienes las llevan han sustituido los colores chillones, los dibujos y el pelo por tonalidades y telas mucho más discretas, como es lógico. No quieren ser descubiertos. Pero ahí siguen, que, teniendo en cuenta lo lleno que está el cementerio de prendas que desaparecieron de la faz de la tierra sin dejar rastro, no es poco. De hecho, hasta podríamos decir que se han modernizado de alguna manera: nos ha sorprendido encontrarnos con orejeras que prescinden de la clásica diadema para agarrarse directamente a las orejas.
Por si eras fan de las orejeras y leyendo este artículo te han entrado ganas de volver a llevarlas (oye, nunca se sabe, a lo mejor las pones de moda de nuevo) te proponemos una serie de modelos. Nos ha llamado la atención que para niños sigue habiendo una amplia oferta, con diseños especiales basados en balones de fútbol y superhéroes. A lo mejor si empiezan a fabricarse de nuevo para gente joven o adultos vuelven a ser tendencia. Total, muchos ni se acuerdan ni quieren acordarse de que existió...
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