Tenéis razón: la cultura gay es el verdadero referente de la moda, y siempre ha sido invisibilizada
Todos sabemos (o deberíamos saber) que en cuestión de moda, la cultura 'queer' siempre ha ido por delante. ¿Se llevan las uñas pintadas? Ellos ya lo hicieron. ¿Tacones? También. Es el momento de reflexionar por qué cuando un famoso heterosexual lo lleva lo vemos bien y lo aceptamos, pero años antes, cuando ellos lo hacen, siempre los ponemos en el punto de mira.
| 10 Marzo 2020
Hace unas semanas, nuestro artículo sobre que pintarse las uñas estaba comenzando a ser tendencia entre los hombres (heteros) en 2020 causó sensación por redes. La principal reivindicación, no obstante, fue que lo que nosotros llamábamos tendencia, la cultura gay ya lo había lucido desde hacía décadas, solo que siempre había sido invisibilizado o directamente discriminado por ello.
— Daniel Valero - Tigrillo ????️???? (@TigrilloTW) March 6, 2020
los maricones ponemos d moda la mayoría d cosas mucho antes pero no estáis preparados para esa conversación https://t.co/MLMNPUvjxv
— tu jevo (@sergiodebravs) March 6, 2020
Y tenéis razón.
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El colectivo homosexual ha vivido oprimido hasta hace relativamente poco (aunque sigue sufriendo opresión y discriminación incluso en los países más tolerantes). Tanto, que durante muchos años su criterio más importante a la hora de vestirse era pasar desapercibidos. Hasta el punto de combinar con su vestuario ciertas 'señales' como calcetines azules, corbatas estrechas de seda roja o zapatos de ante puntiagudos para identificarse entre ellos sin que nadie se diese cuenta.
Era (y es) una sociedad en la que los productos cosméticos estaban mal vistos entre los hombres. ¿Por qué? Si los antiguos egipcios usaban delineador de ojos. Si los romanos utilizaban colorete. Si los ingleses del siglo XVI y XVII utilizaban polvos faciales. Era un constructo social al que no se podía hacer frente.
Lo mismo ocurrió con los zapatos de tacón, creados exclusivamente para que los jinetes de Oriente Medio pudieran agarrarse al caballo y disparar bien sus flechas. Esta moda se trasladó a Europa, primero a la aristocracia y después a las clases bajas. Todo el mundo llevaba tacones y nadie era señalado por ello. De hecho, para aquellos hombres más bajitos como lo fue el rey francés Luis XIV supuso una liberación que le otorgó 10 centímetros más de altura. Si todos ellos pudieron llevarlos, ¿por qué tú no?
Y eso por no hablar de pintarse las uñas, que en pleno siglo XXI seguimos asociando a la feminidad, pero que antiguamente era utilizado como distinción entre clases. Además, los romanos no iban a batallar sin antes hacerse la manicura. Si había que morir, por lo menos que les pillara arreglados...
Pero estas costumbres no solo fueron desapareciendo, sino que terminaron siendo censuradas. Los únicos que se atrevían a lucir ropa alejada de lo masculino, maquillaje y esmalte de uñas fueron los pertenecientes al colectivo LGTBI, que desde entonces han sido señalados y criticados por ser 'diferentes' cuando en realidad deberían ser respetados por salir a la calle como realmente quieren, y no como marca la convención social.
Ellos también tuvieron sus referentes en los que apoyarse. Si Bad Bunny ha dado normalidad a ciertas cosas por ser un icono hetero, muchos famosos del mundo gay ya arriesgaron en épocas más conservadoras, atreviéndose a difuminar la línea que separaba fuertemente lo masculino de lo femenino.
Entre ellos, podemos encontrarnos a David Bowie, más tarde elegido el británico mejor vestido de la historia según una encuesta de la BBC. O Boy George, cantante y diseñador de moda que siempre se maquillaba.
También rompió con las normas establecidas Freddie Mercury, apareciendo maquillado y con sus uñas pintadas una y otra vez, otorgándole una normalidad a este hecho que no había antes. Los miembros de la banda de punk The New York Dolls lucían vestidos, cabello largo y maquillaje glamuroso. Incluso Prince generó controversia apareciendo desnudo y entre flores en la portada de su décimo álbum 'Lovesexy', que incluso fue censurado en algunos países. En otra de las fotos de portada también aparece maquillado.
Lo cierto es que existen muchos más iconos del mundo de las estrellas que han sido referentes para los primeros en atreverse a pintarse las uñas, maquillarse o dejar a un lado los pantalones. Sí ha habido un avance, pero que todavía sigamos relacionando los cosméticos a las mujeres es un verdadero problema, como lo es asociarlo a la homosexualidad. Y aquí es donde entran las marcas de estos productos, que cada vez dan mayor visualización a los hombres que se maquillan, que no son pocos.
Ya en el 2017, la tienda online Asos lanzó su primera línea de maquillaje para hombres: MMUK. Según su jefe de compras, querían que sus clientes gays se sintieran cómodos saliendo a la calle como ellos quisieran, pero más tarde las cifras hablaron. Un 25% de sus clientes eran heterosexuales preocupados por tener una apariencia que impulsara su carrera profesional. Otro 25% adolescentes que querían cubrir sus imperfecciones de la piel, o que se maquillaban para la televisión o teatro. La estadística no falla, ¿y tú todavía crees que el maquillaje no es cosa de hombres?
Otra de las empresas pioneras en incluir hombres en sus spots fue L'Oreal, concretamente en uno de Maybelline en el que aparecía el influencer Manny Gutierrez, que ahora incluso es embajador de la marca.
Quienes también han ayudado a visibilizar el maquillaje en los hombres han sido youtubers famosos como Patrick Star o James Charles, que utilizan sus canales para promocionar productos y hacer videotutoriales en los que enseñan a sus más de dos millones de seguidores a maquillar.
Sin embargo, a pesar de todo ello, si la barrera entre lo femenino y lo masculino, esa barrera estereotipada, se rompe, terminará siendo porque famosos heterosexuales de reconocido éxito sean los que salgan a la calle como quieren, sin importarles unas críticas que no recibirán. De nuevo, el reconocimiento a ese sector predominante de la sociedad. Al menos, nosotros hemos sabido rectificar y darnos cuenta.