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¿Un traje atrevido o clásico? La gran diferencia entre Estados Unidos y España en la alfombra roja
Mientras en Estados Unidos las alfombras rojas destacan últimamente por la originalidad en la moda masculina, España sigue apostando por el traje negro clásico con camisa blanca y pajarita/corbata negra. ¿No es hora de dar un paso más?
09 Marzo 2021
|Nada como una alfombra roja para observar la evolución en la moda masculina. Hasta hace bien poco, el esmoquin tradicional con camisa blanca y corbata o pajarita era un 'must' en toda ceremonia mínimamente importante, ya fuera en una punta u otra del charco. Un estándar repetitivo que nadie se atrevía a romper.
Sin embargo, en la última década la sociedad ha dado un vuelco en sus valores y tendencias. Antes solo interesaba el vestido que llevaba Nicole Kidman o Penélope Cruz, ahora nos fijamos de igual manera en el outfit de Timothée Chalamet o de Mario Casas. La lucha por la igualdad también consiste en dar valor a la moda masculina, y una generación de jóvenes actores en Estados Unidos han liderado un cambio en el rudimentario dresscode de las galas. Mientras, en España seguimos empeñados en no modificar el plan establecido ni en renovar la idea, circunstancia que se ha comentado y mucho en redes sociales.
Yo no sabria elegir pic.twitter.com/hEJbE1j12J
— Josu Albisua (@josualbisua) March 7, 2021
¿Modernidad o tradición? ¿Debe el traje clásico guardarse en el armario, o no hay que tocar lo que funciona?
Dos países, dos mundos
Pocas tradiciones parecen más arraigadas que la del traje negro con camisa blanca. Ya común en el siglo XVII, esta combinación aporta elegancia y seguridad por igual. Si no estás seguro de qué ponerte en cualquier evento de etiqueta, aquí tienes la solución, y siempre te va a funcionar.
Lo más visto
No vamos a descubrir ahora lo mucho positivo de este look. Sin embargo, su uso ha terminado resultando un tanto monótono. La moda masculina ya no es algo simple, se ha diversificado y enriquecido. Y abusar de lo clásico puede dejarnos atrás, de manera individual o como sociedad.
Estados Unidos será ejemplo de pocas cosas, pero una de ellas ha sido su capacidad para darse cuenta de que la moda masculina debía experimentar una revolución en las alfombras rojas. Desde la segunda mitad de la década pasada, más y más actores se han atrevido a hacer temblar los cimientos del tradicional outfit para hombre. Y no hablamos de la sudadera de Jason Sudeikis en los Globos de Oro 2021 (algo impensable ediciones atrás, por cierto), sino de todos los nombres propios que se han alejado del encorsetamiento de antaño: Timothée Chalamet, Darren Criss, Rami Malek, Dan Levy, Yahya Abdul-Mateen II...
Y de este interés en probar cosas nuevas, pasamos a la ausencia total de innovación (salvo pequeñas excepciones). Sí, nos referimos a España, ese país en el que las alfombras rojas parecen más bien desfiles militares, con multitud de hombres llevando el mismo uniforme. Somos conscientes de lo complicado que es arriesgar en una ceremonia, cuando nadie más ni siquiera lo intenta, sin hacer el ridículo por el camino u ocupar todas las portadas de la prensa al día siguiente. Tampoco pedimos que Miguel Ángel Silvestre aparezca con kilt, aunque a muchos les gustaría. Simplemente, empezar poco a poco a revertir la tendencia de chaqueta negra-camisa blanca, tal y como ha hecho Álvaro Cervantes en los Goya de 2021, sin ir más lejos.
Son esa generación de actores la que debe apadrinar el cambio. No nos hace falta una revolución, solo pedimos un poco de color o estampado en el traje. Lo que no puede ser es que, más allá de Álvaro Cervantes o Adrián Lastra, lo más llamativo de los Goya fuera que Antonio Banderas lucía camiseta en vez de camisa debajo de la americana. Así no hacemos nada.
Tenemos, eso sí, una excusa: al igual que nosotros en los Goya, ellos en los Oscar tampoco se han atrevido a romper la tradición. Los actores estadounidenses tienen en la gala que más se ha resistido a los cambios de look su toma de la Bastilla particular. Si consiguen sortear ese último obstáculo, no habrá quien los frene, y el cine español deberá tomar nota de una vez por todas. Saldremos de dudas el próximo 26 de abril.