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El pijama es más cómodo, pero no lo ideal: cambiar de ropa es beneficioso para el teletrabajo y la cuarentena
La crisis sanitaria ha hecho que la mayoría tengamos que trabajar desde casa. Hacerlo en pijama es una opción muy factible, pero poco beneficiosa. Te contamos las ventajas de cambiarnos de vestuario para realizar el teletrabajo, y para la cuarentena en general.
20 Marzo 2020
|El COVID-19, ese virus que está recorriendo todo el mundo a sus anchas,
Ventajas del #Homeoffice ????❤️ pic.twitter.com/Ce1F2mqFTO
— Perrhijos (@perrhijos) March 19, 2020
Pero esa felicidad duró poco, porque muchos expertos nos advirtieron de la realidad de trabajar desde casa, y comenzaron a aconsejarnos sobre cómo debíamos actuar ante esta situación tan alejada de la normalidad. Entre los más importantes: crearse una rutina para seguir cada día, o desayunar y darse una ducha antes de comenzar con las tareas diarias. Realizando esas acciones prepararás a tu cerebro para la jornada laboral, todo para lograr que nuestra vida se parezca lo máximo posible a la que llevábamos antes del confinamiento.
Pero... ¿qué pasa con la ropa? Algunos realizan videollamadas con sus compañeros o jefes para realizar su trabajo, y estamos seguros de que muchos llevan camisa arriba y pijama abajo. Pues bien, es el momento de que sepas que vestirse, arreglarse mínimamente y dejar de lado el pijama te ofrece una gran cantidad de beneficios que no puedes ignorar mientras te encuentres encerrado. Y nosotros vamos a contarte cuáles son.
Nuestro hogar es el único sitio en el mundo donde no tenemos que rendirle cuentas a nadie, y donde podemos ser nosotros mismos sin que nadie nos juzgue. Por eso, lo de 'acudir' al trabajo en pijama suena tentador. Sin embargo, ducharse y vestirse antes de trabajar te preparará psicológicamente para comenzar con tus tareas. Además, mejorará tu estado mental.
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Seguramente hayas estado horas delante de la pantalla del ordenador sin hacer nada productivo porque tu capacidad de concentración se encontraba bajo mínimos y sentías un cansancio infinito. Y seguramente esto te haya pasado trabajando en pijama. Esto sucede porque asociamos ese conjunto tan amable y cómodo con el sueño y el reposo, y siento decirte que esos dos 'moods' no combinan nada bien con tu jornada laboral.
Y claro, tema aparte es el de las videoconferencias. Con tu atuendo debes reflejar la imagen que quieres darle a tu empresa, y además debe hacerte sentir profesional. Si tu apariencia es de dejadez, creerán que no realizas tus actividades al 100%, y perjudicarás tu imagen en la empresa. Y la imagen todavía es fundamental.
El estilo de ropa que elijas dependerá de la función que desempeñes en tu trabajo, e incluso de tu forma de ser (esperamos que para muchos vuestra máxima siga siendo 'antes muerto que sencillo'). Si tienes que asistir a una reunión a través del ordenador, te aconsejamos que elijas una camisa formal o una camiseta decente, en función del trabajo que desempeñes, de manera que nunca pierdas la buena presencia.
Pero no solo vale la parte de arriba. Tanto en videollamadas como en teletrabajo normal, el pantalón de pijama deberás sustituirlo por la prenda que suelas llevar al trabajo. Si en tu trabajo vais en traje (algo un pelín desfasado, perdonad que os diga), al menos ponte unos jeans básicos de tu armario. ¡Ah! Que no se te olvide peinarte y afeitarte para mantenerte aceptable y no como Tom Hanks en 'Náufrago'.
Después de trabajar podrás volver a colocarte tu uniforme de descanso, pero te recomendamos que no lo alargues hasta el final del día y vuelvas a cambiarte de ropa (aunque sea media hora) para ponerte un chándal y hacer ejercicio. Estar encarcelados en nuestro propio hogar no debe ser una excusa para dejar de ser personas activas, y hacer deporte tiene multitud de beneficios para la salud tanto físicos como mentales. Además, así harás un dos por uno.
Yo, por ejemplo, para escribir este artículo me he duchado, me he peinado, he desayunado y me he vestido con unos vaqueros negros y un jersey rojo. Por eso, cuando comencé a teclear mi mente estaba completamente despejada. Eso sí, me he permitido el lujo de escribirlo descalza. Si yo puedo, tú también podrás trabajar sin descuidar tu aspecto.